Estaba yo el otro día en mi frutería/verdulería de mi nuevo barrio (Marqués de Vadillo para más señas) y me pongo en la cola para pagar cuando veo una señora que se me quiere colar. Le digo, bueno pase, pase, da igual. Y oye, si lo llego a saber no la dejo pasar. Yo creía que sólo llevaba una bolsa con peras, pero no. Llevaba la bolsa de plástico de esas que no hay manera de abrirlas hasta arriba de tomates, apio, nabo, pimientos verdes... y todo mezclado. Luego se me sale de la fila para pillar una lechuga de hojas gigantescas de las que hay que lavar con centrifugado en la lavadora para quitar los bichos. Y antes de pagar en caja todavía tiene tiempo de mirar el precio de los champiñones.
Te digo, qué jeta. Si lo sé, no le dejo pasar.
Esas señoras españolas, generalmente, atacan por la espalda. Peores me parecen esas que no llevan nada en la cola del LIDL y, de repente, empiezan a sacanr del carrito del niño frutas, verdudas y pollo para parar un tren. ¡¡Señora, en el carro del niño limítese a meter 1) PERSONAS PEQUEÑITAS y 2) PAÑALES!!
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