Esto es todo lo que quedó de una gigante bizcocho/tarta de amapola que llegó a mis manos... Probablemente el sabor más raro que habré probado en una tarta. Un sabor dulce y muy rico, nada empalagoso.
Cortesía de una amiga austriaca de mi tío.
PD: ¿Alguien ha probado alguna vez esto de la tarta de amapolas? We want to know your opinions...
Yo he probado una tarta de semillas de amapola, pero de origen lituano. No sé si será que la hacen distinta en cada sitio o si era cosa de la receta que hacía esta chica, pero la que yo comí no era para nada dulce... Eso sí, era un sabor muy muy extraño, tanto que ninguno supimos a qué podía parecerse, ni lejanamente.
ResponderEliminarDesde luego, parece que la vuestra tuvo mucho más éxito que la que nos trajeron a nosotros...
¡Saludos!
Es cierto Nymeria que la tarta que me trajo mi tío tuvo un éxito brutal... pero es cierto que tiene un sabor muy muy particular y que no lo había probado en mi vida. Y al ser muy poco dulce, tiene ese mérito de no resultar empalagosa...
ResponderEliminarLástima que no tengamos aquí en España las semillas de amapola para empezar a hacerla en casa ;-)
Yo también probé una vez un trozo de tarta de amapola y... ¡no me gustó nada! Y eso que yo soy muy dulcero... Pero, claro, aquello no estaba nada dulce. A mí no me supo a nada de nada.
ResponderEliminarEl empalagamiento tiene muy mala prensa, jajajaja. ¡Empalaguémonos más!